El último acto del FICV 

¿Qué le espera a la próxima generación de creadores que encuentra en este espacio un lugar para expresar su visión?

Por más de 30 años, el FICV ha sido un pilar cultural de Valdivia, ofreciendo espacios para el cine nacional e internacional. Sin embargo, en el último tiempo, actividades emblemáticas como CINEMÁS han desaparecido debido a recortes presupuestarios. En 2023, el festival estuvo a punto de cancelarse, logrando realizarse solo gracias a fondos suplementarios inesperados.

El problema principal radica en su financiamiento. Desde su inicio, el festival ha dependido de fondos no permanentes provenientes del gobierno regional, la Municipalidad de Valdivia y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Según Camargo, en 2024, los fondos comprometidos por el gobierno regional se redujeron casi a la mitad, pasando de $140 millones a $75 millones. Esta inestabilidad complica la planificación y pone en riesgo la calidad y continuidad del evento.

Guillermo Olivares, productor general del festival, señala que la falta de voluntad política para establecer fondos permanentes es uno de los mayores obstáculos. Esto no solo afecta la producción, sino también la capacidad del festival para mantener su carácter internacional, ya que las restricciones económicas han limitado la presencia de cineastas extranjeros en Valdivia, disminuyendo el diálogo cultural que enriquece la experiencia del público.

A nivel nacional, la propuesta del presidente Gabriel Boric de destinar el 1% del presupuesto nacional a fondos culturales podría cambiar el panorama. De concretarse, no solo garantizaría la sostenibilidad del FICV, sino también de otros eventos culturales en Chile. Este compromiso fue mencionado nuevamente en septiembre de 2024, durante la presentación del presupuesto nacional para 2025, generando expectativas entre los organizadores.

La pandemia también dejó huellas profundas en el festival. Aunque la programación ha mantenido su calidad, la presencia de cineastas internacionales se ha reducido drásticamente, afectando los debates ciudadanos que enriquecen cada proyección. Sin embargo, el festival sigue siendo un punto de encuentro clave para la comunidad cinematográfica nacional.

Valdivia, como ciudad, ha construido una identidad en torno al cine. Su vinculación con el FICV no solo posiciona a la región en el circuito internacional, sino que también ofrece un espacio crucial para cineastas emergentes y estudiantes de la Escuela de Creación Audiovisual de la Universidad Austral de Chile (UACh). Estos jóvenes talentos han encontrado en el festival una plataforma para mostrar su trabajo y ganar visibilidad en otros festivales internacionales.

Para 2025, los desafíos persisten. Los organizadores buscan reestablecer actividades emblemáticas como CINEMÁS y abrir el festival a nuevas audiencias, incluyendo personas con discapacidades sensoriales. La próxima edición, programada del 13 al 19 de octubre, estará bajo la mirada atenta del público y de quienes financian el festival, en busca de señales de estabilidad y apoyo prometido.

El FICV no es solo un evento cultural; es un reflejo de la riqueza creativa de Valdivia y un símbolo de cómo la cultura puede resistir, incluso en tiempos difíciles. Mantenerlo vivo es una tarea colectiva que trasciende la pantalla grande.