Luego del Golpe Militar y la muerte del presidente Salvador Allende se dio comienzo un proceso sin derechos ni libertad para la ciudadanía chilena. Comenzó la censura, ataques a opositores al régimen, sin partidos políticos ni derechos humanos que protegieran las malas prácticas de los militares que se encontraban al mando. Durante largos 17 años el pueblo chileno vivió bajo estas reglas extremistas, provocando muertes, desapariciones, ya que la ciudadanía comenzó a manifestarte en contra de la dictadura impuesta por Augusto Pinochet y su gabinete militar.
Una serie de hechos que nunca serán borrados ni olvidados, hasta la actualidad siguen investigando actos ocurridos durante este período, sin culpables o que simplemente siguen impunes los reales culpables. Fue una dictadura que violó los derechos humanos tanto en niños/as como en adultos/as y ancianos/as. Los medios de comunicación no eran libres, el dictador elegía que informar y que no. En la actualidad,, un pequeño porcentaje de culpables cumple condena por estos hechos altamente graves, los cuales se encuentran protegidos en una cárcel especial, llamada «Punta Peuco». Con privilegios que otros ciudadanos privados de libertad no poseen, no existe la justicia en Chile. Es por esto que es necesario romper el legado que dejó Augusto Pinochet y su tropa militar.
La libertad ha comenzado con el plebiscito ciudadano que se llevó a cabo el pasado 25 de octubre de este año, con el fin de cambiar la constitución de 1980 a una nueva. Con este plebiscito el pueblo chileno tiene una oportunidad de olvidar y generar cambios sociales, culturales, económicos que realmente les favorezca y ayude. A través de una convención constituyente elegida por la ciudadanía. Hoy ha retornado la democracia.