Nos encontramos en una situación crítica respecto al cambio climático y las consecuencias de nuestro desmedido comportamiento de consumo que ya se evidencia en la contaminación, sequía, temperaturas altas, etc. Los conflictos sociales no quedan atrás ante el desmedido modelo extractivista del orden mundial que no respeta comunidades indígenas en territorios ancestrales, la biodiversidad ni el impacto ambiental-social que las actividades tienen. Ante esto, defensores ambientales (sean indígenas o no) se mantienen en la primera línea combatiendo la gran industria para proteger la vida del ahora, mañana y del futuro. En nuestra región, resistir, es un acto que puede costar la vida pues se le atribuye más del 60% de los asesinatos al año.
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Todos los datos extraídos corresponden a informes de investigación realizados por Global Witness, sin embargo es importante señalar que las cifras que se tienen del 2015 es de una muestra de 16 países. Desde el 2016 son más de +24 países y sin embargo es muy probable que las cifras sean aún más altas, ya que no se tiene registro de todos los casos (algunos por malversación de información gubernamental, policial y distintos organismos que entorpecen- a propósito o no- adjudicar culpables).
Como último punto, pero no menos importante, es mencionar que las comunidades indígenas actualmente son solo un 5% de la población mundial y son las comunidades más reprimidas.
No olvidar a Macarena Valdés y Camilo Catrillanca, entre muchas otras personas a quienes les arrebataron la vida injustamente.
«En terreno peligroso» (2015).
«Defender la tierra» (2016).
«¿A qué precio?» (2017).
«Defendiendo el mañana» (2019).