La manzana madura contiene glucosa, sacarosa, albúmina, tanino, pectina, ácido cítrico y ácido málico; además de sales minerales tales como el calcio, fósforo, hierro, potasio; y vitaminas B, C, PP. Sin embargo, uno de los componentes más destacados de la manzana es la Pectina, ya que ésta actúa como una fibra muy soluble, además de ayudar en la disolución del colesterol y luchar contra la diabetes.
Asimismo, esta jugosa fruta posee numerosas propiedades curativas, alguno de los ejemplos son que ayuda a combatir la acidez de estómago, junto con un poco de vino y azúcar actúa como laxante y refrescante para el cuerpo, cuando uno está fatigado, basta comer una manzana para recuperar energías, debido a su alto contenido de fósforo. El uso frecuente de la manzana mantiene la dentadura sana, da frescura a la tez y, como sí todo esto fuera poco, fortalece la memoria.
Los estudios con animales han constatado que la pectina y los polifenoles (quercetina y flavonoides, antioxidantes que se encuentran sobre todo en la piel de la manzana) mejoran el nivel de metabolismo de los lípidos y reducen la producción de moléculas inflamatorias relacionadas con el riesgo cardiaco, como es la proteína C reactiva.
Finalmente, la manzana – además de ser un alimento muy saludable – es muy refrescante y sabrosa. Ésta fruta puede comerse de diferentes formas, ya sea cocinada para hacer compota, utilizarla cortada o rallada para queques, jugo natural, batido de ésta, o simplemente comerla como un snack entre comidas.
Por Paulette Zambra
Editado Joaquín Pérez