El pasado jueves 17 de agosto se presentó al brasileño Paulinho Bezerra, procedente del equipo chino Guangzhou Evergrande, como nuevo jugador del FC Barcelona. La suma pagada por los servicios del mediocampista de veintinueve años fue de 40 millones de euros, además de la consideración de una claúsula de 120 millones de euros.
Sin embargo, el fichaje del ex jugador del Tottenham, ha sido cuestionado por los fanáticos del equipo debido a la edad del jugador, y más precisamente a la posibilidad de que otros jugadores, que se encuentran en mejor momento, como Marco Verratti o Philippe Coutinho hubiesen llegado en vez de Paulinho.
Más allá del hecho de que Paulinho haya sido fichado desde la liga China, una liga que no tiene la competitividad que exige una liga europea, y la «extrañeza» que produce para los barcelonistas, se encuentra el hecho de que Josep Maria Bartomeu, empresario quien es presidente del club culé, haya realizado el fichaje para beneficios personales.
El empresario catalán es CEO y accionista en ADELTE Group, una empresa que se dedica a la construcción de carreteras y caminos. Actualmente dicha compañía se encuentra en una licitación para trabajar en un gran complejo turístico ubicado en Hainan, China. La empresa que es dueña de aquella megatracción turística, es Evergrande Group, que es el mismo consorcio del club.
Ya hay grupos pidiendo la renuncia por parte del presidente Pep Bartomeu a través del hashtag: #BartomeuDimiteYa, el que incluso se transformó en tendencia. Es finalmente, ¿Un traspaso útil para el equipo o un movimiento estratégico por parte del presidente del club, Pep Bartomeu?.