La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia obstétrica como instancias de trato irrespetuoso, ofensivo o negligente durante el parto, el ente reconoce como actos de violencia los procedimientos médicos sin consentimiento, violaciones de privacidad, entre otros.
Según un estudio del Observatorio de Violencia Obstétrica “OVO Chile”, el 54,6% de las mujeres encuestadas aseguró haber sido criticada o reprimida a la hora de manifestar sus emociones en el parto en recintos públicos, mientras que un 24,1% reportó abuso físico; por otro lado el 6,8% de las mujeres atendidas en clínicas privadas reconoció haber vivido abuso físico, en contraste con el 24,1% en los hospitales públicos.
Michelle Sadler, antropóloga y directora de OVO Chile, manifestó que aún se realizan procedimientos que no están recomendados, un ejemplo de aquello es que “el 80% de los partos se realizan de espalda, la posición menos adecuada para el nacimiento”. Por su parte Mónica Candia, matrona y miembro de la Coordinadora de Derechos por el Nacimiento, cuestionó las intervenciones médicas que no son necesarias en el trabajo de parto, tales como la Episiotomía y la administración de Oxitocina sintética, asegurando que «son prácticas comunes pero que provocan dolor y sufrimiento tanto a la madre como al bebé».
El 17 de agosto del presente año La Mesa de Violencia Obstétrica y Parto Respetado, que reúne a parlamentarias, organizaciones feministas, agrupaciones de la salud y otros profesionales del rubro, anunciaron a través de un comunicado la presentación de un proyecto de ley para un parto respetado, que espera ser ingresado en octubre.
por: Mónica Vargas A.