Ataques a cisnes de cuello negro en Valdivia: ¿problema social o ecológico?

En julio de 2018, una serie de ataques de lobos marinos a cisnes de cuello negro en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter causó revuelo en Valdivia. Hasta el 10 de septiembre del mismo año, un grupo de lobos marinos cifrado hasta ahora en cuatro ejemplares jóvenes había matado a cerca de 22 cisnes de cuello negro.
A partir del mismo mes, una mesa de trabajo conformada por personal de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA), se encargaría de monitorear a los mamíferos a fin de establecer una solución al asunto.
El último catastro de muertes de las aves realizado en diciembre de 2018 indica que serían cerca de 250 los cisnes de cuello negro muertos por causa de los ataques sufridos por lobos marinos, lo que equivale a una disminución del 2% de la población de esta especie; indicando una considerable en términos del corto período de tiempo en que sucedieron los ataques.

¿Qué motiva los ataques? La posible causa

Según explicó el médico veterinario local, Daniel Boroschek, entre las teorías que explicarían el comportamiento errático de los lobos marinos , se hizo presente una que guarda relación con las faenas iniciadas en marzo de este año en la costanera Arturo Prat de Valdivia por parte de la Dirección de Obras Portuarias del Ministerio de Obras Públicas (MOP) de la región.

Actualmente la Costanera de Valdivia presenta un avance físico de 85% según informó el Ministerio de Obras Públicas

El médico veterinario señaló que el inicio de los trabajos en esa zona habría gatillado el movimiento de un grupo de lobos marinos en edad joven hacia el sector del santuario en el río Cruces donde hasta julio de 2018 se albergaban cerca de doce mil cisnes, motivados por la intervención a su hábitat y por el rechazo de los lobos marinos adultos que permanecieron en ese sector de la costanera.

La situación habría provocado que un grupo de alrededor de cuatro ejemplares jóvenes se trasladaran hasta las aguas del santuario, abriendo así una nueva opción de alimentación para los mamíferos y un nuevo depredador para los cisnes.

Un problema social, más que un problema ecológico

La teoría respecto a la motivación de los lobos marinos para trasladarse que presenta el doctor Boroschek es compartida por el ecólogo marino y experto en ciencias de la Universidad Austral de Chile (UACh), Eduardo Jaramillo.
El especialista explicó que esta podría ser una hipótesis de investigación válida, puesto que no existiría un estudio que dé cuenta del impacto para las especies que habitaban la parte de la costanera intervenida por el MOP antes de las faenas, lo que habría impedido prever la conducta de los lobos marinos hacia los cisnes.
Para el científico, quien además participó del comité de expertos de la UACh que pretendía entregar un plan que permitiera revertir los ataques, las opciones que podrían dar con una solución eran tres.

La eliminación de los ejemplares causantes de los ataques

Según explicó Eduardo Jaramillo, la población total de lobos marinos, una especie que llegó hace cerca de 30 años para asentarse en Valdivia,  sería de cerca de 400 ejemplares en la capital regional hasta diciembre de 2018.
El científico detalló que, tras conocerse que serían cuatro los mamíferos que ejecutan los ataques a cisnes de cuello negro, la medida más efectiva y menos dañina para frenar la situación sería exterminar a dichos ejemplares, agregando que la población de lobos se vería disminuida sólo en un 1%, lo que a su parecer, no afectaría de forma considerable a la especie en la zona.
Sin embargo, el especialista señaló que esta propuesta, presentada por el comité de expertos de la UACh a petición de la Dirección Nacional del Servicio Nacional de Pesca y el Gobierno Regional de Los Ríos, fue rechazada, dando cuenta, según él, de «un problema social, más que un problema ecológico». Para Jaramillo el escarnio social al que las autoridades regionales se verían expuestas si decidían sacrificar a los lobos marinos, tendría más peso que el propio bienestar de ambas especies en la región.

«Que la naturaleza haga lo suyo»

Otra posibilidad para el especialista era dejar que «la naturaleza hiciera lo suyo» . El científico explicó que, en la medida en que los cisnes aprendieran que los lobos marinos se acercaban cada vez más a su territorio para atacarlos, solos huirían a otros lugares para evitar dicha situación. Además consideró que, si bien la disminución de la población de cisnes se desarrolló en período preocupante de tiempo, en números la baja no afectó de manera considerable a la población de aves en la zona, por lo que de una u otra forma el ecosistema volvería a su orden habitual en el tiempo que fuese necesario. Sin embargo, la medida no fue aceptada por el Gobierno Regional por considerar que los ataques podrían ir en aumento y se pondría en riesgo a la población de cisnes en la región.

Traslado de los lobos marinos al BuinZoo, ¿la opción definitiva?

Rechazada la propuesta del comité de expertos de la UACh, en noviembre de este año el director regional de Sernapesca, Christian Hinrechsen, anunció que los cuatro mamíferos serían trasladados entre el 3 y el 7 de diciembre de 2018 al Parque Zoológico Buin Zoo en la región Metropolitana, con el fin de resguardar su vida y evitar que desarrollen conductas depredadoras en otras zonas fuera del humedal.

Según expertos, no es recomendable acostumbrar a este tipo de especies al acercamiento con áreas urbanas.

Para Jaramillo, esta se trataría de una medida que no considera el bienestar de los lobos marinos, explicando que la principal problemática radica en el agotador viaje de traslado al que se verían expuestos los mamíferos, sumado a la falta de espacio a la que serían sometidos los animales que en condiciones normales cuentan con varios cientos de kilómetros de libertad para moverse. El científico añadió que esta opción no asegura el seguimiento del comportamiento de los ejemplares una vez trasladados al zoológico y que sólo se estaría buscando evitar las recriminaciones a las que se habrían visto expuestas las autoridades a cargo si hubiese decidido sacrificar a los animales con conductas erráticas.

¿Salvados por la campana? 

Tres semanas han pasado desde que Sernapesca debía trasladar a los lobos marinos que ejecutaban los ataques a cisnes de cuello negro y que habrían dejado hasta ahora cerca de 250 aves muertas.

Durante el periodo de ataques, la población de cisnes de cuello negro disminuyó en un 2%, cifra significante tomando en cuenta el corto periodo de tiempo en el cual aconteció el hecho.

Tras la imposibilidad de obtener una versión sobre la situación por parte de la Seremi de Agricultura de Los Ríos, Moira Henzi, autoridad regional a cargo de los detalles del caso, los últimos antecedentes de los que se tiene cuenta es que Sernapesca aún no habría logrado capturar a los cuatro mamíferos que debían ser removidos en jaulas, ya que según explicó el científico Eduardo Jaramillo, estos habrían emigrado al mar.
El especialista señaló que llegada la temporada de verano, los lobos marinos emigran al mar, por lo que según los últimos monitoreos que él mismo ha podido realizar, prácticamente no se habrían registrado ataques en las últimas semanas.
Jaramillo explicó que, de momento, la situación estaría controlada, pero no debido a la acción de las entidades a cargo de mantener estable la relación cisnes de cuello negro-lobos marinos, si no producto de las acciones que por naturaleza estos animales desarrollan en esta temporada del año.

Para el experto la situación es preocupante, señalando que, lamentablemente, la costumbre indica ser reactivos y no proactivos, por lo que cree probable que en julio del próximo año, las ataques vuelvan a repetirse y nuevamente no se hayan tomado las medidas necesarias para evitar la situación.

Realizado por Fernanda Cárcamo, Constanza Riquelme y Pablo Salvo.