Cuando el corazón deja de latir y la sangre detiene su andar, la vida de los muertos continúa tres metros bajo tierra, o bien incinerados dentro de una urna en el living de sus casas. No obstante, hay quienes se adelantan a la muerte y deciden ––bajo juramento–– donar sus restos a las universidades para el estudio anatómico.
En el país, existen seis casas de estudios que cuentan con un programa de donaciones, de las cuales a nivel nacional, la Universidad de Chile (UCH) es la escuela con el mayor número de donaciones efectivas, mientras que a nivel regional, la Facultad de Medicina de la Universidad Austral de Chile (UACh) es la única que trabaja con cuerpos reales en la región de Los Ríos.
Esta última, bordea ––entre cuerpos y muestras fragmentadas–– las diez donaciones efectivas, según Patricia Hernández, encargada del Pabellón de Anatomía Humana de la UACh. Mientras que la casa de estudios capitalina alcanza aproximadamente los 80 cuerpos, e incluso cuenta con un museo anatómico abierto a la comunidad, puntualizó Miguel Soto, jefe de anatomía de la Universidad de Chile.
Según un análisis comparativo con relación al aprendizaje de la anatomía en cadáveres y réplicas anatómicas, efectuado a estudiantes de la Universidad de La Frontera, este arrojó que, “el estudio práctico en el cadáver fue considerado muy importante por el 80% de los alumnos”. Y concluye con relación a las réplicas que éstas, “a pesar de ser un elemento que sirve para estudiar y que proporciona aprendizaje, evidencian además, que es un material didáctico fácil, irreal, artificial, falso, invariable”.