REVUELTA POPULAR: EL DESPERTAR DE LOS QUE SOBRAN

El 18 de octubre del 2019 cambio el país de una forma significativa. Un grupo de secundarias organizadas en Santiago, saltaban el torniquete de las estaciones del metro en Pedro de Valdivia (línea 1) y Quinta Normal, Cumming, Santa Isabel e Irrarázaval (línea 5), todo esto en forma de protesta debido al alza de la tarifa del metro; sin embargo, este solo sería la gota que rebasaría el vaso, ante años de abusos e injusticias. El accionar de este grupo fue siendo replicado en distintas estaciones de Santiago, y en los días posteriores las movilizaciones tomarían más fuerza al transversalizar en distintos sectores de la sociedad, quienes antes la indignación por los dichos de las autoridades y la decisión del presidente Sebastián Piñera, de declaran estado de emergencia en la capital, comunicados poco acertados por parte del gobierno, la recordada frase del presidente Piñera, “estamos en guerra”, solo incentivaba las movilizaciones a lo largo del país. A ello se le sumaban las frases polémicas de algunas autoridades con dichos que hasta el día de hoy son recordados, como las declaraciones en un programa de televisión del ex presidente del directorio del metro Clemente Pérez: “Cabros esto no prendió, No son más choros, no se han ganado el apoyo de la población, ni siquiera en Twitter. En verdad, la gente está en otra”, ese mismo día se realizaría la marcha más grande de Chile, miles de chilenos/as saldrían a la calle a manifestar su descontento, acudiendo al llamado de las/os jóvenes secundarias/os, a manifestarse por un Chile más digno, bajo la consigna de «no son 30 pesos, son 30 años».

Valdivia, diciembre del 2019
Valdivia, 6 de diciembre del 2019

Chile despertó, era de las principales consignas que se leía en los carteles de las manifestaciones. La revuelta popular ya no solo estaba alzándose en la capital, las ciudades en cada región, salían a las calles a luchar por un Chile digno, rápidamente, el “hasta que la dignidad se haga costumbre”, comenzó a despertar en la población la necesidad de convocar una asamblea constituyente, para reescribir la actual constitución, promulgada en dictadura.

Sin embargo, debido a la gran cantidad de manifestaciones convocadas a nivel nacional, el gobierno, en un mal manejo de la situación, reforzó las fuerzas policiales, aumentando la represión en todas las ciudades. El uso indiscriminado de la fuerza, dejo en evidencia el abuso policial existente en el país, que además estaba siendo respaldado y justificado por el gobierno de turno. Aumento el uso de balines y perdigones, asimismo se invirtió mas dinero en proveer a carabineros de gas lacrimógeno y distintas armas de represión.  Prontamente el uso de estas comenzaría a dejar los primeros heridos/as de la revuelta, los cuales aumentaban con el pasar de los días, varios/as resultaron con daños oculares irreversibles, infringidos por carabineros.  

Chile de araceli

Actualmente, se calcula un total de más de 2500 presos políticos, con procedimientos inconclusos, entre los cuales 600 permanecen detenidos en distintos recintos penitenciarios, con procesos indebidos y sin avances. La parlamentaria Camila Vallejos, quien ha seguido esta problemática, presentando un proyecto de ley que se enfoque en la defensa de los derechos humanos, para fin a la detención de presos políticos en Chile, señalo: «Basta de negar, es una realidad en Chile. tenemos presos políticos, es una vergüenza, pero es así».

Con la salida de militares a la calle, que buscaba intensificar el miedo en la población, el gobierno declinaba la posibilidad a dialogar. A pesar de la incertidumbre, el miedo y el doloroso recuerdo que se plasmaba en quienes vivieron la dictadura militar, y que revivían nuevamente los toque de quedan, el resguardo militar en las calles, la persecución política, disfrazada en democracia, las movilizaciones no cesarían ante las amenazas, con mayor indignación se mantendrían las movilizaciones, en rechazo a un gobierno que parecía hacer a un lado las problemáticas que aquejan a todo un país.

Valdivia, 23 de octubre, 2019

Sin alejarnos de lo local, Valdivia sería una de las principales ciudades movilizadas, convocando una gran cantidad de personas en las calles. La ciudad vivía días intensos de movilizaciones, asimismo una alza en la represión armada por parte de carabinero, la cotidianidad fue interrumpida por una nueva normalidad, las marchas multitudinarias, batucadas, carteles que aludían a las demandas de la revuelta, se veían cada día; de igual forma el enfrentamiento entre la primera línea y carabineros, debido a la fuerte represión que se intensificaba cada día más en la ciudad, era una situación que se podía vivir día y noche, barricadas en distintos punto de  Valdivia, “las calles son nuestras” se podía leer en algunas murallas, el miedo ya no estaba más, la gente recuperaba lo que siempre les perteneció y que ya no soltarían, no hasta lograr la dignidad tan deseada.     

Con la ayuda de las redes sociales, lo que sucedía en el país, logró difundirse rápidamente, las detenciones violentas, ataques irracionales a manifestantes por parte de carabineros, el uso excesivo de lacrimógenas, gas pimientas, carros lanza agua, quedaba plasmado en imágenes y videos viralizados, evidenciando así el abuso de poder por parte de las fuerzas policiales. Acciones poco éticas y señales de torturas en comisarías, estaban en el ojo de miles de chilenos/as, que no bajarían los brazos, la lucha ya no solo era por la dignidad, también se buscaba justicia por todas las víctimas que dejó la represión por parte del gobierno, a las consignas se unía la frase “sin justicia no hay paz”, refiriéndose a las personas que perdieron su vida en la lucha.

Debido a todo lo que acontecían en el país, un gran número de fotógrafos/as, trabajadores/as audiovisuales, salieron a la calle, para registrar en modo de denuncia lo que estaba pasando. Nicolas J. Vogt, periodista independiente, que se dedicó a tomar registro del hecho histórico que vivíamos como país, señaló: “la revuelta me pilló en Santiago, viviendo muy cerca de la Plaza Dignidad, punto central de las movilizaciones, mi sentido de documentación, iba hacia manifestar tanto las manifestaciones artísticas que se daban en los canticos espontáneos, carteles, lienzos en las calles, grafitis, murales, pero a la vez denotando la constante represión que hacía por parte de los pacos”.     

Sin duda la revuelta popular del 18 de octubre, quedará en la memoria del país, como un día que lo cambio todo. Los esfuerzos de meses de movilizaciones, se ven reflejados en el plebiscito del pasado 25 de octubre, en el cual con un 78, 27 de aprobación, Chile decidió dar fin a la actual constitución, para dar paso a una nueva, que considere las demandas sociales y en la que se busca lograr un Chile digno.