¡Una reforma educacional se necesita! dijeron desde las calles. ¡Si tanto lo piden inventemos algo! dijeron desde el gobierno. Y montaron un gran teatro, muy inteligente por cierto, para hacer algo y nada a la vez. Los actores de este montaje fueron… los mismos de siempre, el gobierno de turno que promete reformas, una oposición que surge incluso de la misma Nueva Mayoría, los esforzados empresarios que pueden perder sus lucrativos negocios y una iglesia que puede perder parte de su capital y que por lo tanto se entromete, como siempre, en este estado “laico” del que se jactan muchos. ¿Y las voces de los demás actores? Como siempre se dejan a un lado porque el poder se ejerce desde las elites.
Así se logró construir una gran obra llena de telarañas y mal olor. ¡Ya no habrán más colegios subvencionados donde se lucre con la educación de nuestros hijos! dice por un lado el gobierno, proponiendo seguir financiando a esas sociedades por mucho tiempo más, pero ahora con más plata del estado. Y por el otro lado reclaman porque esto daña la libertad de las familias, porque ya no podrían elegir las pobres, que falta de democracia habría en este país si esto llegara suceder. Y así vamos, entre discusiones y culpabilidades no se llega a nada, todo sigue igual, el hermoso status quo se mantiene gracias a la ayuda de un muy buen montaje comunicacional que permite una fuerte manipulación social por parte de los medios hegemónicos de comunicación, controladores del imaginario social de Chile.
Felipe Cárcamo
Editor: Juan gómez