Por Martina Ayala y Antonia Pacheco.
Desde hace un tiempo la creciente demanda y el alza en los precios de los arriendos es evidente, especialmente en ciudades con gran presencia de estudiantes universitarios, como lo es la ciudad de Valdivia. Este fenómeno no solo afecta a los estudiantes, sino que también plantea interrogantes sobre si existen regulaciones o soluciones a esta escalada de costos en un mercado con opciones limitadas y una oferta insuficiente de viviendas adecuadas.
Es cierto que los valores de arriendo varían en cada sector que se elija para vivir, pero estos llegan desde los $200.000 hasta los casi $500.000, donde los precios más altos son los de arriendos que se ubican dentro de la misma Isla Teja, General Lagos, en caso de quienes estudian en la Universidad San Sebastián. Pero por más lejos que se ubiquen, no siempre el valor es realmente más bajo.
Otra variable que se presenta es el acotado presupuesto con el que la mayor cantidad de estudiantes universitarios cuenta, ya que, además de tener que costear el arriendo en la ciudad, se tiene que considerar de igual manera los gastos de alimentación y transporte. Al contar con un presupuesto acotado, los estudiantes que llegan a Valdivia muchas veces se encuentran con viviendas que no cuentan con las condiciones para una estadía y habitabilidad cómoda, esto junto a las opciones limitadas presentan una oferta insuficiente.
Una solución viable al alto costo de los arriendos, que han adoptado más de 300 alumnos de la Universidad Austral de Chile (UACh), es optar por vivir en alguna de las seis residencias estudiantiles a cargo de la Fundación Leiva Mella. Esta fundación tiene un convenio con la UACh, el director ejecutivo de la fundación, Marcelo Miranda, comentó los distintos complejos que están repartidos en la ciudad de Valdivia.
El fenómeno de los altos arriendos en Valdivia, exacerbado por la llegada masiva de estudiantes cada año, plantea un desafío significativo no solo para los jóvenes que buscan un hogar, sino también para la comunidad en general. Aunque existen soluciones, como las residencias estudiantiles de la UACh, el camino hacia una regulación efectiva y una oferta de vivienda adecuada sigue siendo incierto. La realidad es que, mientras los precios continúen en aumento y las condiciones de las propiedades no siempre cumplan con los estándares mínimos, es crucial que tanto las autoridades como los propietarios tomen medidas concretas para garantizar que Valdivia siga siendo un lugar accesible y acogedor para todos sus habitantes, especialmente para aquellos que llegan con el sueño de estudiar y construir un futuro.