Ser mujer y migrante, la doble barrera del mercado laboral chileno

Por Martina Ayala, María Paz Muñoz y Antonia Pacheco

La lucha de mujeres migrantes en la búsqueda de inclusión sociolaboral

En los últimos años, Chile ha experimentado un notable crecimiento en su población migrante. Según cifras de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica (CASEN), en el año de 2006, la población extranjera era tan solo 154 mil personas. Para 2022, esta cifra aumentó hasta alcanzar los 1,73 millones de personas. Este cambio también tuvo impacto en el mercado laboral chileno. Durante el año 2006, la población migrante era solo el 1,3% de la fuerza laboral del país. Para 2022, alcanzó el 11,1% de la fuerza laboral, integrada por un total de 1,42 millones de personas

A pesar de que muchas mujeres migrantes poseen altos niveles educativos, incluso más alto que las nacionales, las estadísticas muestran que enfrentan mayores tasas de precariedad laboral en comparación a sus contrapartes chilenas. Según Maya Feddersen, en un estudio realizado por la Universidad Adolfo Ibáñez, las mujeres migrantes al llegar con el objetivo de trabajar, aceptan cualquier trabajo que les permita esto, accediendo a empleos que ofrecen menores sueldos y cuentan con mayores horas laborales.  

Lo que impresiona, es que aquellas mujeres cuentan con más años de escolaridad que las chilenas, en el rango de 35 y 54 años cuentan con 13,5 años de educación en promedio, las nacionales en ese rango etario cuentan con solo 12,7 años. Tal diferencia es mucho más notoria en las mujeres mayores de 55 años, las migrantes tienen un promedio de 11,4 años y las chilenas tan sólo 9,5.

Las barreras laborales

Danielis Rosas migró desde Venezuela hasta Valdivia con uno de sus hijos, en este periodo ha trabajado en dos lugares distintos por un corto lapso de tiempo ya que poco tiempo luego de conseguir el último, quedó embarazada. Danielis comentó que, “en el segundo trabajo, salí embarazada de mi segundo hijo, desde ahí no he trabajado más. Ahora mismo estoy en busca de trabajo pero no he logrado encontrar uno”.

La realidad de Danielis es más usual de lo que se cree. Esto lo refleja CASEN en una encuesta del año 2022 en donde del total de mujeres migrantes sin trabajo, un 79% declaró no haber buscado empleo en el último mes. ¿La razón principal? Un 39% dijo que debía cuidar de sus hijos y un 14% declaró que debía dedicarse a las tareas del hogar. La maternidad se posiciona como una de las primeras razones por las que las mujeres que migran a Chile no buscan trabajo o no son aceptadas en trabajos. 

Sandra migró desde Haití a Chile, tiene dos hijos a quienes va a dejar todos los días al colegio entre las 8 y las 9 de la mañana y luego vende verduras en las calles. Sobre esto declaró, “llevo a mis hijos todas las mañanas al colegio y me desocupo a las 10, no he podido conseguir trabajo, todos piden desde las 8 y a mí no me da el tiempo”.

Historias de discriminación en el mercado laboral

Testimonios como estos son repetitivos entre mujeres migrantes. En un estudio de PRODEMU, al ser consultadas por sus experiencias de discriminación en procesos de búsqueda de trabajo la respuesta principal fue por su nacionalidad con un 52,4% en la macrozona sur. Además, las experiencias discriminatorias no solo se manifiestan en el ámbito laboral. Las miradas despectivas en la calle, los insultos se convierten en las respuestas predominantes de igual manera.

Mujer migrante contando su experiencia laboral en Chile
en charla Apoya Mujer Migrante. Fuente: Antonia Pacheco.

Estrategias de inclusión

Dubrazka Barrios llegó hace 6 años desde Venezuela y creó la Organización de Mujeres Migrantes Los Ríos, quienes nacieron a raíz de la primera reunión realizada por el programa Apoya Mujer Migrante. “Muchas de estas mujeres están muy preparadas, ellas tienen estudios, magíster, preparación técnica y no han podido validar sus títulos porque eso cuesta harto dinero. En la organización tenemos abogadas, contadoras y maestras.” explica Dubrazka.

Sobre la inclusión sociolaboral de las mujeres, Dubrazka declaró, “lo que principalmente las merma de tener un trabajo digno es la situación irregular, las relega a tener un trabajo con horarios malos, a un pago que no es ni siquiera el sueldo base”. Por esto han generado alianzas con PRODEMU que realizan cursos para mujeres en situación regular e irregular y constantemente tienen contacto con el Servicio de Migraciones y su programa Apoya Mujer Migrante.

Segunda versión de charla Apoya Mujer Migrante realizada
por el Servicio Nacional de Migraciones (SERMIG) en Valdivia. Fuente: Martina Ayala.

El programa se ha convertido en una red de apoyo importante ya que aborda no solo su inclusión sociolaboral sino que también aspectos como la violencia de género y salud mental. Al respecto, Juana Díaz, encargada de Equidad y Género en el Servicio de Migraciones, declaró que estas instancias de motivación y empoderamiento buscan inspirar ideas innovadoras que puedan convertirse en emprendimientos, con la meta de brindarles apoyo en el futuro a las mujeres migrantes. Durante la última jornada de Apoya Mujer Migrante las mujeres compartieron sus experiencias y vivencias que, a pesar de abordar temas sensibles, su característica alegría y resiliencia crearon un ambiente agradable y para todas. 

Las mujeres inmigrantes en Chile enfrentan un panorama laboral complejo, marcado por la precariedad y la discriminación, a pesar de contar con altos niveles educativos. Las responsabilidades maternales y la falta de redes de apoyo limitan sus oportunidades de empleo, perpetuando su vulnerabilidad. Aún así, existen espacios de empoderamiento y solidaridad, donde estas mujeres pueden compartir sus historias y construir un futuro más inclusivo y esperanzador.