Durante décadas, los lobos marinos han convivido con la ciudad de Valdivia, alimentándose de descartes de pescado y descansando en la costanera.

Créditos: Autoría propia
El zoólogo y profesor emérito del Instituto de Ciencias de la Tierra de UACh, analizó las causas de la permanencia de los lobos marinos en la costanera de Valdivia, el impacto sobre el ecosistema y las complejidades del control de esta especie protegida.
La postal de la costanera valdiviana ha tenido, por años, un elemento tan curioso como polémico: los lobos marinos. Eduardo Jaramillo, con décadas de experiencia en ecología y relaciones entre especies y entornos, fue uno de los primeros en estudiar a fondo este fenómeno. En esta entrevista, compartió sus hipótesis, advertencias y reflexiones sobre una situación que, según él, «se salió de las manos».
¿Cómo comenzaron a aparecer lobos marinos en Valdivia?
El fenómeno se remontó a la década del 70, cuando el profesor Roberto Schlatter observó lobos ingresando a los ríos de Valdivia. Desde entonces, algunos machos, desplazados de colonias reproductivas costeras, encontraron en la feria fluvial una fuente constante de alimento. Olieron los descartes de pescado y se establecieron. La feria fluvial subsidia tróficamente a los lobos marinos.
¿Por qué se mantuvieron por tantos años en la ciudad?
Porque tenían todo: comida y un lugar donde descansar. Era un ambiente perfecto para ellos. La remodelación urbana favoreció su permanencia, pese a que algunos locatarios intentaron distanciarlos del sector.
Impacto ecológico, social y manejo del fenómeno
La presencia creciente de lobos marinos en Valdivia generó un fenómeno que afectó diferentes ámbitos de la ciudad. Este fenómeno tuvo consecuencias ecológicas, al alterar el equilibrio natural de los ecosistemas fluviales y costeros. Además, impactó socialmente a los habitantes, quienes vieron cambios en su convivencia diaria y en actividades como la pesca y el turismo.
¿Qué impacto social han tenido los lobos marinos?
Los pescadores los odian, las salmoneras odian a los lobos, porque les rompen las redes a los pescadores artesanales, pierden ese material que es carísimo y ustedes tienen que saber que los pescadores les dan duro a los lobos, con escopetas. Nadie ha visto una foto, pero cuando faltan pantalones, no se resuelven las cosas a tiempo y esa es la situación porque estamos hoy día así y esto va a seguir, esto se va a transformar en un problema, nativo, como en algún momento fue la tuberculosis, lunaria, la sífilis, esto va a ser, se va manteniendo.
¿Representan un riesgo para las personas?
Los lobos marinos son animales agresivos, territoriales. No es un perrito. Ya se han dado casos de lobos que persiguen personas o atacan perros. Aún no ha pasado a mayores, pero el riesgo está presente. La única forma de control real sería cerrar toda la costanera con mallas y, aun así, debería garantizarse el alimento de alguna forma. Es muy difícil de manejar.
¿Qué consecuencias ha tenido esta presencia para el ecosistema?
Durante la pandemia, con menos actividad en la feria fluvial, los lobos marinos buscaron nuevas fuentes de alimento y comenzaron a ingresar al Santuario de la naturaleza Río Cruces, en donde, dentro de la búsqueda de alimento, atacaron a los cisnes de cuello negro. Desde 2018 hasta ahora se han contado cerca de 3.500 cisnes muertos. Pero podría haber muchos más. Luego de esto, los cisnes comenzaron a desplazarse a zonas donde no se les puede censar, debido a la presión de los depredadores.
Factor turístico y necesidad de conservación de la especie en Valdivia
La cercanía y el comportamiento de los lobos marinos a orillas del río Calle-Calle es la experiencia que buscan los turistas, además de las icónicas fotografías de los lobos marinos descansando o alimentándose.
A pesar de lo atractivo que puede ser, la interacción con el ser humano genera un peligro para su bienestar, principalmente por el riesgo a ataques o mordeduras hacia las personas que se acercan a ellos, debido a lo amenazados y acosados que se sienten los lobos marinos con la presencia del humano, ya que no es parte de su convivencia natural.
Según el Censo que realizó la Universidad de Valparaíso en enero del presente año, se registraron un total de 43,795 ejemplares de lobos marinos a lo largo de la Región de Los Ríos, y sólo un 0,1% convive en la costanera de Valdivia. |
¿Quiénes son los principales responsables de esta situación?
No solo los locatarios, sino el sistema completo. Las soluciones se dejaron pasar cuando eran fáciles. Ahora, todo es más caro y complejo. En 2018 una comisión propuso eliminar con una medida legal llamada “rifle sanitario” a tres ejemplares específicos que depredaban cisnes, pero la propuesta nunca se ejecutó.
¿Qué medidas se han intentado realizar para manejarlos?
Ha habido intentos fallidos de capturar lobos con dardos tranquilizantes, sin éxito, ya que cuando se intentó, el dardo rebotó en la piel del lobo. Además, se necesita una grúa, no una lancha. También se pensó en trasladarlos a un zoológico, lo que considero inviable y cruel. Imaginen a un lobo en una jaula, en un camión, rumbo al Buin Zoo… es absurdo, no sobrevivían.
Según usted, ¿El fenómeno tiene solución?
No. Ya no. Actualmente es una problemática que se fue de las manos. Ahora es parte del paisaje urbano. Eliminar a todos los lobos no es factible, ni legal, ni moral. Hay que aprender a convivir.
¿Qué conocimientos debería tener la ciudadanía para poder convivir?
Principalmente la historia natural de las especies. Saber por qué están protegidas. Por qué llegaron. Y qué consecuencias tiene que sigan aquí.
Cada vez es más importante expandir el conocimiento de la fauna silvestre, ya que actualmente cohabita con la vida humana. El caso de los lobos marinos en Valdivia es un ejemplo claro de cómo la intervención humana puede alterar ecosistemas y crear problemas nuevos. La historia sigue, sin solución definitiva, pero con una lección clara: no basta con mirar, también hay que actuar a tiempo para frenar estas problemáticas que envuelven a los lobos marinos en la costanera de Valdivia.