Por: Aracely Guarda, Debora Haase y Michelle Zúñiga
Se puede definir el feminismo como un conjunto de movimientos económicos, culturales, sociales y políticos, que buscan la reivindicación de los derechos de las mujeres y su liberación. De esta manera, se cuestiona la dominación y la violencia por parte de los hombres hacia las mujeres, además de los roles de género dentro de la sociedad.
Gracias a la lucha social feminista se han obtenido diversos logros, tales como: el voto femenino, pequeños avances en la igualdad ante la ley y en los derechos reproductivos. No obstante, aún existe mucha desigualdad entre hombres y mujeres en distintos ámbitos. Desde conductas machistas que están normalizadas dentro de la sociedad (las labores domésticas realizadas en la mayoría de los casos por mujeres, la importancia de la figura paterna por sobre la materna, “el piropo de la calle”- acoso callejero-, la visión que tiene la sociedad en cuanto a la libertad sexual del hombre a diferencia de la mujer), hasta las desigualdades de género y el grado mayor de violencia y superioridad de un género sobre el otro; el femicidio.
En cuanto a los aspectos legales; en Chile existen regulaciones, pero en cada una de estas se visualizan vacíos, los cuales provocan que las sanciones para cada delito no sean las pertinentes. Por ejemplo, en casos de violencia intrafamiliar, que es una parte de la violencia de género, para ser catalogada como tal, la ley requiere que se dé en el ámbito de relaciones que la ley califica como relaciones de familia, eso solo ocurre cuando existe un vínculo de matrimonio o personas en convivencia legal. En casos en los que no existan este tipo de relaciones y vínculos, quedan fuera del marco legal las relaciones como el pololeo, esta es sin duda una de las grandes falencias, ya que dentro de este tipo de relaciones también ocurre violencia.
Otro ejemplo se visualiza en la violencia que ocurre fuera de las relaciones íntimas, es decir en el espacio público, ya sea en las relaciones laborales o en los tipos de violencia que ocurren tanto en calles o sitios al aire libre. En el primer caso, hay regulación del acoso en materia laboral, pero solo si existe un requerimiento sexual por parte de una persona que se encuentre en posición de jefatura hacia una trabajadora. No obstante, quedan al margen otros tipos de acoso tales como: la amenaza de despido, la amenaza de no promoción en su trabajo o simplemente volverle la vida más difícil a la mujer afectada. Tampoco está regulado por la ley el acoso entre compañeras/os de trabajo en ambientes sexistas. En el segundo caso, se carece de regulación en cuanto al denominado acoso callejero, sin embargo, el 12 de abril se aprobó en la Cámara de Diputados un proyecto de ley que regularía la sanción para un hombre que provoque hostigamiento, hostilidad, degradación, humillación o un ambiente ofensivo. Tal ley está a la espera de ser completamente aprobada y efectiva.
Con respecto a la regulación legal de las materias mencionadas, Yanira Zúñiga abogada y académica de la Universidad Austral, señaló que: “las mujeres están más desprotegidas ante la violencia de lo que están los varones”
Mirada desde el SERNAM
El Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) e identidad de género de la región, tiene varias misiones importantes, las cuales tienen que ver con propiciar la autonomía de las mujeres a través de programas que fomenten la no discriminación hacia éstas, generando cambios culturales que rompan con la sociedad machista y patriarcal que hoy existe y evolucionar hacia una sociedad libre, eliminando y erradicando todas las formas de violencia hacia las mujeres.
El SERNAM cuenta con diversos programas que tienen que ver con la inserción laboral de la mujer y su respectiva capacitación, la cual es tremendamente importante para lograr autonomía económica, enfocándose principalmente a que la mujer al igual que el hombre se sienta como un sujeto de derecho en el mundo laboral. Otro programa que se trabaja en dicha institución, tiene relación con el área de participación, con el objetivo de formar mujeres líderes. Además, se desarrollan conversatorios, sobre temas que aquejan a las mujeres, generando espacios de discusión acerca de estos tópicos, por ejemplo, el tema de la sexualidad, la reproducción o no reproducción, diversas orientaciones sexuales, respetando cada una de estas formas de vida .
Paula Cárdenas Alarcón, directora del SERNAM de la región de Los Ríos, destacó que, existe un área de violencia contra las mujeres que cuenta con: un centro de la mujer, casas de acogida de la mujer y un centro para hombres que ejercen violencia.
Movimiento feminista en Valdivia: desde distintas veredas
Red de mujeres de Valdivia
En la histórica búsqueda de igualdad entre los géneros y sus derechos, han nacido distintas agrupaciones feministas, entre las cuales destaca: La Red de Mujeres de Valdivia. Esta red surge en la década del 2000, reuniendo fundamentalmente a mujeres de colectivos feministas y feministas independientes. Sus comienzos se sitúan con la instauración de una política pública que va dirigida a fomentar la igualdad de oportunidades, la que fue impulsada en el Gobierno de Michelle Bachelet (2006- 2010). Este grupo se constituye, como una red que hace vigilancia principalmente de la implementación de esos programas, pero a la vez, evalúan y proponen políticas públicas en relación a una mirada feminista, ya que desde su postura aquel proyecto de igualdad de oportunidades no era un proyecto feminista, y fue considerado limitado, al no cuestionar las bases estructurales de la sociedad patriarcal.
La Red de Mujeres de Valdivia articula a mujeres en su mayoría profesionales y trabajadoras, sin embargo también existen instancias de fortalecimiento con colectivos feministas de estudiantes, para así trabajar en conjunto en una misma dirección. Sus dos ejes fundamentales de trabajo son: primero, el tema de la violencia (en todas sus formas) contra las mujeres. El año 2006 la Red chilena contra la violencia hacia las mujeres, lanzó la campaña ¡CUIDADO! EL MACHISMO MATA, desde Valdivia la Red, comenzó a participar de inmediato en esta campaña que se levantaba a nivel nacional y que hoy cumple más de diez años. El segundo eje está vinculado a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. A pesar de ser estos dos los ejes principales de la Red, también existe una preocupación constante de poner en la comunidad valdiviana y de la región de Los Ríos una perspectiva de género sobre asuntos públicos.
Debbie Guerra, antropóloga y académica del Instituto de Estudios Antropológicos de la Universidad Austral, miembro de Red de Mujeres Valdivia, hace un análisis del movimiento feminista a lo largo de los años señalando que: “una de las características del movimiento feminista a través de toda su historia es que este tiene ciclos, ciclos de bajas y altas»
Histeria Colectiva
En relación a la reivindicación de derechos y en contra de la violencia hacia la mujer, desde la vereda de los estudiantes, nace el colectivo feminista Histeria Colectiva.
Histeria Colectiva es una colectiva feminista libertaria que nace el 2011, en el contexto de movilizaciones estudiantiles, en ese entonces sólo contaba con participación de estudiantes universitarios de la ciudad. Con el paso del tiempo eso cambió, e intentaron hacerlo visible fuera de la comunidad universitaria, para así llegar a más personas. Sus fundamentos como colectiva son acerca del activismo feminista y desarrollan trabajos en relación a visibilizar y exigir cambios en materias de violencia de género.
También facilitan información sobre derechos sexuales y reproductivos, y en casos de violencia hacia la mujer, dentro o fuera de la universidad, acompañan y apoyan a quienes son víctimas de estos hechos.
Susana Castillo, miembro de esta colectiva, se refirió a los graves hechos de violencia contra la mujer que han ocurrido en el último tiempo: “que hoy sea más visible esta violencia no responde necesariamente a que hoy exista más violencia, sino que siempre ha estado presente”
Actualmente, si bien se han formado diversos grupos e instancias por la igualdad de género en Valdivia, aún falta mucho por conseguir en este tema, ya que el cambio que se debe generar para que exista una transformación revolucionaria, primero tiene que abarcar y cuestionar los cimientos de esta sociedad patriarcal.