El pasado 31 de julio, el Ministerio de Salud confirmó un caso de lepra en un joven haitiano de 28 años, residente en la región de Los Ríos, lo que provocó gran revuelo en la población por tratarse de una enfermedad infecciosa, que se caracteriza por lesiones en la piel y que se consideraba erradicada de nuestro país.
La noticia fue publicada por los principales medios regionales y nacionales, pero lo que llamó la atención en la divulgación de esta, fue el énfasis que se hizo en los titulares sobre el lugar procedente del afectado, lo que provocó una gran cantidad de comentarios xenofóbicos en las redes sociales contra los inmigrantes, exigiendo aislar a los haitianos por traer enfermedades a Chile, lo que ocasionó un debate a nivel nacional.
A partir de esto, la comunidad haitiana se manifestó en un comunicado recalcando que dejen la «mala onda» atrás y que «la lepra tiene tratamiento, la xenofobia no», frase a la que se sumaron cientos de chilenos, hasta la presidenta de la República Michelle Bachelet, quién indicó «las enfermedades se curan con remedios y tratamientos a los que tienen derecho todas las personas que habitan en nuestro país y no tiene que ver ni con el color de la piel, ni el país de donde provenga».