En diferentes sectores crecen los conflictos por relleno y emplazamiento de viviendas en áreas verdes. El nuevo plano regulador tendrá la última palabra.
Las proyecciones de la ciudad han cambiado, aumentó la población y con ello la necesidad de ampliar el sector urbano. Pero ¿cuáles son los lugares adecuados para construir?. Sectores que eran destinados a la recreación y ambientes naturales que albergan biodiversidad, actualmente están siendo movidos por maquinaria pesada para cambiar su destino.
El Humedal Urbano del Parque Krahmer, el sector Angachilla, Cotapos en Isla Teja y también la costa son puntos de interés y conflicto debido a la llegada del cemento y la edificación. La situación debiera cambiar con la entrega del nuevo plano regulador comunal, que pretende solucionar un conjunto de problemas, pero que también engendra otros.
Los habitantes de los sectores conflictuados mencionados anteriormente, se han agrupado en la Red Ciudadana por los Humedales, la cual genera espacios de coordinación e integración entre personas y organizaciones sociales, para ampliar la participación ciudadana en la protección, gestión y manejo integral de estos espacios.
Alice Araya integrante de la red habla sobre los objetivos de la agrupación.
Actualmente, la población ve como una amenaza la venta de terrenos como humedales, para la construcción. Tal es el caso de la Isla Teja, específicamente el Humedal Cotapos, donde a diario se observa la transformación del lugar. “hemos denunciado ante todo lo que podíamos, hemos pedido que se pongan luces, porque en la noche llegan camiones a botar basura, pero hacen vista gorda. Dicen que luchan en contra de los basurales clandestinos, pero en realidad ellos lo autorizan”. Es el reclamo de Raúl Coliñir, miembro de la comunidad Coliñir Lof Huapi, quien además teme por el futuro del terreno si se construye sobre él ya que es importante para la recolección de aguas lluvias.
En el sector Angachilla, también existe un grupo de vecinos organizados en defender el humedal del sector. Llevan 10 años trabajando y actualmente tienen una mesa de trabajo, encargada de dictar charlas informativas e incluir en actividades recreativas a quienes viven en el lugar. Este mes crearon un cartel que dice “nuestro Humedal Angachilla” con materiales reciclados y para su inauguración participaron niños que recrearon tradiciones indígenas. Fijaron como objetivo de su comité ecológico recuperar el entorno natural, centrándose en el bosque abandonado al final de la villa que cuenta con tres miradores hacia el humedal que une los sectores Villa Claro de Luna, Ampliación Los Ediles y Portal del Sol.
Sus proyecciones son que esta área sea incluida en el proyecto de Parque Urbano, que comprende los sectores de Avenida Francia y Pedro Montt. La mesa de trabajo defiende la conservación del área como un parque ecológico, por ende, las únicas intervenciones que se realicen sean enfocadas en reforestar, también construir miradores y senderos. Cuentan con el apoyo del Centro Educacional San Nicolás, en la tarea del cuidado del medioambiente y la forma de educar a los niños.
Otro foco de conflicto es el sector del Parque Krahmer, que está siendo modificado por maquinaria pesada para construir sobre él. Esto debido a los cambios en el uso de suelo registrados en el plano regulador que lo permiten. Los vecinos han generado encuestas de participación ciudadana, donde expresan sus percepciones acerca del uso que debería tener el humedal. Los cambios que han generado esta situación se expresan en la siguiente imagen.
Ya que ahora se permitirá la construcción sobre este terreno, es que los vecinos no están de acuerdo con el nuevo plano regulador y piden una reevaluación de la declaración de impacto ambiental, entre otras cosas, porque esta omite especies en categoría de conservación que habitan allí, como la rana chilena.
Andrea Cárcamo, ingeniera forestal que actualmente se desempeña en el estudio de áreas, entrega su visión acerca de construir y rellenar humedales compartiendo la posición en la que se encuentran los vecinos del sector, enfocandose también en el daño que esto generaria a las especies que vivien en el medio.
Al igual que otros, el humedal está dentro del plan maestro de aguas lluvias de Valdivia, documento que plantea en sus bases lo siguiente:
El crecimiento de los principales centros urbanos, y la generalizada disminución de la masa forestal de los sectores rurales ubicados en la periferia de dichas urbes, y de la cobertura vegetal de los suelos en general, provocaron una disminución del porcentaje de la escorrentía producida por la lluvia que se infiltra en forma natural, aumentando por consiguiente los caudales que deben ser absorbidos por las redes de aguas lluvias existentes. En general, lo anterior se tradujo en un incremento de los problemas de inundaciones por aguas lluvias en las distintas ciudades del centro y sur del país, ocasionando pérdidas de bienes públicos y privados, problemas sanitarios, y negativos impactos para la calidad de vida de la población afectada.
Según lo estipulado es importante que existan zonas que absorban las aguas lluvias. Además, aseguran que el lugar aún es inundable, por lo tanto, no construible.
La ordenanza de protección que no se cumple
El 8 de febrero de 2016, el Concejo Municipal junto al alcalde aprobaron la ordenanza de protección de los humedales, la cual tiene por objeto regular la protección, preservación, conservación y uso racional de humedales y demás cursos de agua ubicados dentro de los límites de la comuna. El documento está basado en principios, como responsabilidad y cooperación entre autoridades y población. Define términos fundamentales, por ejemplo, ave playera migratoria, biodiversidad, cauce natural y distintas especies y lo principal, los distintos tipos de espacios naturales.
La Mesa Técnica Comunal de Humedales es quien tiene las atribuciones de velar por el cumplimiento de la ordenanza y realizar un seguimiento a las denuncias recibidas. Además, es deber de la Municipalidad reconocer y promover la formación de comités de protección de los humedales de la comuna y también podrá contribuir presupuestariamente.
Sobre el catastro de humedales, es el Departamento de Medio Ambiente quien tiene la misión de realizar un catastro comunal para identificar con claridad la red de cauces naturales y sus respectivas zonas de inundación, incluyendo tanto a las aguas corrientes que mantienen su conexión con el estuario del río Valdivia, como a las aguas detenidas que se acumulan periódicamente en depresiones topográficas del terreno. Su actualización es como mínimo cada cuatro años.
A la fecha, este catastro recién se encuentra en etapa de licitación.
Respecto al uso que se le entregará a esta información, el Artículo 13 de la Ordenanza, decreta lo siguiente:
De la caracterización de los humedales catastrados. Cada uno de estos sistemas de humedales identificados en el catastro será sectorizado en zonas homogéneas de acuerdo a sus características ecológicas, su ubicación geográfica o la estructura de la trama urbana. Para cada uno de estos sectores se desarrollará una ficha de caracterización a través de indicadores que permitan describir cual es la situación del humedal, su superficie, estructura y funcionalidad ecológica, la calidad del agua, tipo de usos que se realizan, etc. a efectos de poder monitorear en el tiempo su evolución. Asimismo se caracterizarán las principales amenazas y presiones detectadas, los usos que recibe y las autorizaciones otorgadas para su intervención tanto por parte de la Municipalidad como de los servicios púbicos competentes.
En el documento quedan estipuladas las acciones tanto permitidas como prohibidas de realizar en estos lugares. Encontrándose entre las primeras todas las actividades de disfrute que no causen daño; de conservación; visitas recreativas y científicas; generar una mínima infraestructura enfocada en educación ambiental. En tanto, lo que no se puede hacer: aquello que directa o indirectamente pueda producir desecación, inundación o alteración; modificación de la composición de las aguas; relleno con cualquier tipo de material, construcción de obras de drenaje, así como la extracción de materiales y la alteración topográfica; extracción de áridos; vertidos sólidos y líquidos que afecten de forma negativa.
Tampoco pueden realizarse un conjunto de acciones que modifiquen o molesten a la fauna del lugar y por supuesto, tampoco tocar la flora. Respecto a contaminantes, aseo y ornato se encuentra prohibido utilizar, vaciar o quemar cualquier producto agroquímico.
Para edificación y urbanización, no se encuentran permitidas aquellas infraestructuras que no estén relacionadas con la conservación y/o educación ambiental. Además de carteles publicitarios, salvo la señalización para información. En transporte, no pueden ingresar vehículos motorizados que no cuenten con la autorización de la autoridad marítima, aunque sea para deporte.
Si fuera “necesario” realizar alguna de estas acciones, debe pedirse autorización a la Mesa Técnica Comunal de Humedales. En cambio, el incumplimiento de algún punto, harán al autor responsable de todos los costos de limpieza, reparación o restauración.
Los proyectos de edificación y urbanización que vayan a ser construidos al interior o colindante a los humedales, deben presentar un estudio denominado “Plan Maestro Ambiental” a la Dirección de Obras Municipales. En él deben quedar definidos los criterios de sustentabilidad del diseño del proyecto, las acciones que ejecutarán para lograrlos y la mitigación de riesgos. Todo sumado a un permiso solicitado al Director de Obras Municipales.
Como nadie se manda solo
El órgano encargado de reconocer las diferentes áreas y delimitar los sectores, por ejemplo, urbano/rural, es el plano regulador comunal, el vigente data de 1988 y el actual, está atrapado en un proceso de más de 10 años por salir a la luz y es que cada vez que pasa una etapa, se presentan observaciones y queda en pausa. Esto debido a la molestia que genera en la comunidad, ya que cambia zonas inundables, a zonas aptas para construcción y habitabilidad.
Actualmente se encuentra en manos del Gobierno Regional para su promulgación, luego pasará a la Contraloría. Pero por fuera del proceso oficial, las comunidades indígenas de toda la costa impugnaron el plano, ya que este no contó con consulta previa en sus territorios. “efectivamente es así, debido a que la consulta indígena aprobó su reglamento en 2013, pero el plano regulador viene desarrollándose con mayor anterioridad”. Es la fundamentación de Álvaro Palacios, Asesor Urbanista de SECPLAN.
Según la opinión de la Municipalidad, el reglamento tiene un “espíritu” de que los pueblos originarios puedan incidir tempranamente en materias de planificación. De hacer consultas a las personas en la etapa final, pasarían por encima de él. Sumado a que, desde su punto de vista, las comunidades no ven afectada su cosmovisión. Dado que Contraloría no tiene plazos que cumplir, se estima que en mayo de 2018 sea el próximo pronunciamiento sobre el plano regulador, por lo que sigue la incertidumbre.
Desde SECPLAN proyectan que el nuevo documento cambie la utilización de los suelos por una más amable y buscan promover zonas mixtas y la densificación, para resolver problemas de movilidad urbana. Contrario a la perspectiva de la Red Ciudadana por los Humedales, que aclara que no se reconocerán los humedales ni las zonas con riesgos de inundación.
Jaime Rosales, vocero de la red, encabeza una solicitud a la SEREMI de Medio Ambiente para quitar la certificación ambiental a la Municipalidad. Sus razones son “el incumplimiento de sus compromisos en la defensa de humedales, llevamos cuatro meses y seguimos presionando”expresó quien lleva años en esta tarea.
Todos los antecedentes del relleno de humedales advierten el peligro y la pérdida natural que esta acción provoca, es por esto que al momento de aprobar el nuevo plano regulador debería tener un rol fundamental la opinión de los vecinos que comparten terreno con los humedales y analizar minuciosamente cada artículo, apoyándose en la ordenanza y cerciorarse de que los proyectos aprovados cumplan con las nuevas normativas y de lo contrario, se apliquen las sanciones pertinentes.