El año 1946, diez parejas de castores fueron importados desde Canadá por la Marina Argentina, siendo liberados en la Isla Grande de Tierra del Fuego con el objetivo de fomentar la industria peletera local y «enriquecer» la fauna nativa de la zona austral.
Pero aquella iniciativa al transcurrir las décadas han ocasionado graves consecuencias en el ecosistema de la isla, tanto en la parte chilena como trasandina, como por ejemplo el daño del paisaje y su belleza escénica o llegando a afectar el suministro de agua potable en la ciudades de Porvenir y Puerto Williams.
Cabe señalar, que un castor puede vivir un período que va desde doce a los quince años y suelen tener una reproducción al año de dos a cuatro crías.
Sobrepoblación de castores en la patagonia – Made with Moovly