El profundo daño a la educación en el 2020

La pandemia del covid-19 ha afectado de manera indescriptible al mundo en todos sus aspectos, destruyendo empleos, dejando miles de muertos y acrecentando la brecha entre las clases sociales. Este último punto, es el que se ha visto con mas preponderancia en el país, donde una parte fundamental en el esquema social como lo es la educación, a quedado a la deriva, ya que, una vez mas se ha demostrado como el sistema en el que que estamos insertos es uno desigual y está derechamente sesgado por la situación económica.

Esto nos trae a la brecha digital la cual pre pandemia era una situación preocupante a lo largo del país y que al instaurarse de manera obligada las clases online se ha visto magnificada, dado que gran parte del alumnado quedaba segregado por la calidad de la Internet que tuvieran. Lo cual implicó que la calidad de las clases y el aprendizaje fueran peores para aquellos que el acceso a Internet les era de menor calidad o en casos mas extremos que no pudieran acceder a la red.

Ante esto las instituciones, como en este caso la Universidad Austral de Chile, tomaron cartas en el asunto otorgándole a una gran parte de su comunidad, el acceso a la Internet con la entrega de chips y el préstamo de computadores para aquellos que la transición a la modalidad virtual, les haya sido mas compleja. Para entender de mejor manera como fue este proceso Luis Silva Klein, Coordinador de Oficina de Servicios, Infraestructura y Logística de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería nos explicara cómo los estudiantes podían acceder a estos beneficios.

Luis Silva Klein también nos mencionó cómo se realizó la entrega de estas ayudas. ya que, se realizó de una manera particular debido a las dificultades de acceso de algunos estudiantes que residían en zonas rurales.

Con este tipo de acciones podemos ver como el compromiso en las comunidades, puede ayudar a solventar el problema de brecha digital, ya que, al ser una medida dinámica ha solucionado el problema de conectividad de una gran parte del alumnado de la UACH.

Por Matías Sandoval Vasquéz y Sebastián Garcés Delgado