por Lineey Montecinos y Maite Fernández
La nueva Constitución es una poderosa oportunidad para poder dar un paso hacia una sociedad más inclusiva, donde todos, todas y todes en caso de cualquier peligro, puedan tener la seguridad que la ley estará ahí para protegerlos y velar por sus derechos.
El año 2019 la comunidad LGBTIQ+ se vio bastante afectada, ya que incrementaron en un 58% los casos de ataques y discriminación, ascendiendo a 1.103 los atropellos, posicionándose como la cifra más alta conocida hasta la fecha, según el XVIII Informe Anual de DD. HH de la Diversidad realizado por el Movilh.
Cambiar las bases de la institucionalidad es el objetivo principal, este proceso va más allá de una reformulación respecto a los artículos de la Constitución.
Tampoco deben existir parámetros que limiten a la comunidad LGBTIQ+, con el fin de garantizar el acceso igualitario a diversos beneficios sociales. Cualquier diferencia entre las personas heterosexuales y homosexuales deberá ser una discriminación.
Por último, una nueva constitución que indique a la familia como núcleo de la sociedad, debe dejar de estar centrada únicamente en que ésta esté conformada por los hijos y una pareja heterosexual, para pasar a determinar que un “equipo parental” resguarde y tenga como base fundamental la crianza de menores y adolescentes.
Estas aristas a tocar pretenden defender los derechos de la comunidad LGBTIG+, son las que la mayoría de activistas y agrupaciones apoyan y están de acuerdo que podrían generar un cambio representativo importante dentro del debate Constitucional.
Por eso es importante destacar la importancia del proceso constituyente, estas aristas pretenden defender los derechos de la comunidad LGBTIG+ y son las que la mayoría de activistas y agrupaciones apoyan, llegando a un acuerdo de que estas podrían generar un cambio representativo importante dentro del debate Constitucional.
Además las expectativas aspiran a que permanezca este carácter participativo y que se permita hablar de temas que antiguas generaciones consideraban “tabú” como lo es la identidad de género, la educación sexual, la salud mental, acoso, entre otras.
De esta manera, se espera que la sociedad avance y sea un lugar seguro que permita a los individuos que la conforman a hablar, expresarse y cuidarse sin correr riesgos de enfrentar actos de violencia o discriminación.