Escrito por: D. Guerrero – F.Guerrero– D. Cresp – M.Pereira – M.Fredes – I. Pinilla – B.Zúñiga.
El descontento de una comunidad frente a los eventos sociales no autorizados que incrementa la inseguridad.
Valdivia ha sido desde hace mucho tiempo una de las ciudades más emblemáticas de la zona sur, el área turística y también por el nivel educacional en la enseñanza superior. Las fiestas clandestinas también eran parte de la rutina regular de los jóvenes de la capital regional. Pero esta situación se vio interrumpida por la pandemia del Covid-19, que llevó al confinamiento total y las reuniones sociales eran un peligro para la salud. Luego de pasar el punto crítico de la pandemia, el mundo comenzó a recobrar el tiempo perdido, como las relaciones interpersonales que retornaron luego del aislamiento físico, los estudios, el trabajo, los viajes, etc. Es por esto, que las reuniones sociales comenzaron a ser imprescindibles en distintos contextos, como las familias, los amigos, y con la vuelta a la presencialidad en las universidades, los estudiantes de educación superior igual retomaron la cultura instaurada de las denominadas “juntas».
El bienestar social, la convivencia en la comunidad y sobre todo el cuidado de los espacios han sido un tema de interés social en la actualidad, que ha sido interrumpido por distintos factores. Las fiestas clandestinas son uno de ellos, siendo instancias de esparcimiento donde los conflictos con la comunidad se generan, y estas traen repercusiones y consecuencias negativas en los espacios públicos además de atentar contra el bienestar social y sobre los mismos participantes de estas reuniones.
El objetivo de este reportaje es evidenciar y dar voz a los vecinos aledaños a estos parques, humedales, muelles, etc. Quienes se vieron afectados con esta repentina vuelta de jóvenes a la utilización de espacios públicos, tratando de esclarecer el porqué de la realización de las fiestas e identificar puntos que se repiten en declaraciones, como el consumo de drogas lícitas e ilícitas y el no cuidado de los espacios públicos.
Consumo de drogas lícitas e ilícitas
El consumo de alcohol culturalmente ha sido visto como una forma de celebración y disfrute. En Chile un ciudadano promedio ha alcanzado hasta 9,3 litros de alcohol en consumo al año, especialmente en fiestas, según la OMS, esto ha posicionado al país como el más bebedor de Latinoamérica y el cuarto en América. Al igual que otras drogas, el alcohol provocará adicción, por lo que estos estudios han resultado preocupantes sobre todo en las cifras que se ven en jóvenes y adolescentes, que han utilizado no sólo sus propios espacios para reunirse, sino también espacios públicos como punto de reunión, tanto en el día como en la noche, incomodando a otras personas debido a los efectos que el alcohol y diferentes drogas han sido capaces de producir en la gente.
Se ha hecho especial énfasis en el consumo del alcohol debido a que según datos del INJUV es la droga más consumida por jóvenes de entre 18 y 29 años, sin embargo sustancias como el tabaco y la marihuana, también han sido líderes de las encuestas sobre consumo. Aunque testigos también han avistado el consumo de otras drogas inhaladas.
“Siempre es más recurrente el consumo de alcohol y marihuana pero otros vecinos cercanos también han visto el consumo de cocaína”
declaró Karin Widemann, vecina de 26 de años que ha vivido toda su vida frente a la Plazuela Pastene, punto de encuentro recurrente entre los jóvenes y adolescentes.
Sobre el uso de espacios públicos, se ha asociado el consumo de drogas lícitas e ilícitas en la vía o espacios públicos como muelles, parques y humedales, como Parque Saval y Plazuela Pastene en Valdivia, al rango etario de los participantes y lo que esto conlleva. Según la Novena Encuesta Nacional de la Juventud realizada por el INJUV, los consumidores principales de sustancias corresponden a la edad entre los 25 y 29 años, y lo mencionado por estudios de la Fotocasa Research, el 62% de los jóvenes no han obtenido suficiente dinero para acceder a una casa propia y por ende un espacio propio. A la edad se le ha atribuido el problema de no contar con un espacio para reunirse en juntas sociales informales, ya que muchos jóvenes universitarios han tomado la decisión de vivir con su familia, en pensiones o con compañeros de casa para alivianar gastos y por ende se han abstenido de su privacidad para celebrar, lo que se ha traducido en el uso equivocado de los espacios al aire libre durante el día y la noche inclusive debido a los precios altos de las discotecas
Trato con el bienestar social y Medidas de las autoridades
A través de estudios realizados desde la antigüedad, se ha sabido que el ser humano ha funcionado en base a un conjunto de factores comunes que permitirán su desarrollo integral a lo largo de su existencia. Uno de estos factores ha sido el desarrollo del humano en sociedad, ya que el convivir y compartir con otros seres humanos ha servido como impulso al progreso de sentimientos y prácticas tales como la empatía y la consideración. Ha sido en este punto en donde se han contrapuesto ciertos comportamientos y conductas por parte de las personas, al desarrollar su vida social asistiendo a juntas de carácter informal en las que se ha visto traspasada la integridad de los otros.
Gracias a comentarios de vecinos, datos oficiales y entrevistas, se concluyó que la empatía no era bien practicada debido a las molestias que denunciaron vecinos del lugar. En este sentido, las denuncias mayormente realizadas a través de la aplicación y página de SoSafe, iniciativa impulsada por la Subsecretaría de Prevención del Delito, se debían a jóvenes haciendo mal uso del espacio público, siendo denunciados por ruidos molestos y consumo de sustancias en vía pública, sin embargo, también han declarado otras molestias tales como el exceso de basura, el daño al mobiliario y las rencillas. Estas últimas dos denuncias siendo identificadas como motivo de los vecinos para no sentirse seguros al aumentar la llegada de personas de otros barrios y poblaciones de la ciudad.
“La gente no entiende que estas reuniones afectan la salud física y mental de los vecinos, ya que nosotros trabajamos y tenemos que levantarnos temprano”, declaró Karin Widemann.
En casos de denuncia, carabineros o seguridad ciudadana han acudido a los lugares para realizar detenciones o controles de identidad, en muchas ocasiones deteniendo las reuniones y llevándose uno o varios detenidos a los calabozos de corrección, aunque a veces los vecinos han tenido que llamar 3 o 4 veces para que llegue alguna autoridad, según dijo Widemann. Se ha podido concluir con esto que la atención de las autoridades no ha sido muy eficiente o una solución permanente a la junta en la clandestinidad. Por eso, como método preventivo, en espacios públicos han aumentado los patrullajes de las autoridades y se han impulsado programas de prevención del consumo y protección a las infancias y adolescencias como 24 Horas y Elige Vivir Sin Drogas. En lo que se ha atribuido a espacios abiertos como Parque Saval y Arboretum, conocidos entre los jóvenes como punto de reunión masivo, sus administradores han decidido cerrar más temprano en épocas vacacionales, cobrar entradas más caras para poder realizar más y mejor aseo y en ocasiones, no abrir, según comentaron trabajadores del lugar y Juan Puentes, administrador de parques de la Municipalidad.
Aporte a las relaciones
Debido a estas reuniones, se genera un choque de personalidades entre los participas que desemboca en el desarrollo de las relaciones sociales de cada individuo, también el vínculo social y conexiones para interaccionar. Estos encuentros han resultado ser un espacio de reunión de diversos actores sociales y se han convertido en un elemento que ha dado cuenta de los intereses claros de los participantes, que no son más que utilizar estos espacios de manera recreativa, debido a que trae mayores beneficios y ventajas que en sus espacios privados.
En estas ventajas, han sido consideradas la ubicación de los lugares, el espacio amplio, la vista agradable, el aire fresco, las áreas verdes y la cultura juvenil que ha sido creada por los universitarios en esos espacios. Un ejemplo de la cultura universitaria ha sido considerado el famoso “Savalaso” entre los jóvenes, fiestas masivas realizadas mayormente los viernes después de clases durante los meses de marzo, abril y mayo, el cual ha sido denominado por los jóvenes casi como una suerte de ritual en el que los estudiantes, dar bienvenida a los “mechones” o estudiantes nuevos y hacer amistades nuevas. Sobre esta situación, Juan Puentes comentó que,
“Yo creo que fundamentalmente es por tradición universitaria, yo lo podría definir así. Es como el mechoneo. E igual lo entiendo. También fui joven y también me divertí”
Otros ejemplos sin embargo también han considerado las juntas en el muelle Schuster, el péndulo de la costanera y Parque Santa Inés, en donde los universitarios han decidido ir a continuar la fiesta mayoritariamente durante la noche cuando Parque Saval ha aumentado su seguridad y vigilancia.
Las fiestas clandestinas o reuniones en la ciudad de Valdivia son actividades que seguirán reuniendo a diferentes tipos de personas de diversas edades: infantiles, adolescentes y adultos. Estos espacios públicos deberían ser para la comunidad, donde las autoridades de orden público regulen las situaciones que afectan a la ciudadanía creando un equilibrio en estas ocasiones. Ahora bien, en las fiestas clandestinas es imperante que los participantes sean conscientes de que los puntos de encuentro son lugares comunes, donde el bienestar social es fundamental para que exista una sana convivencia basada en el respeto mutuo. La Plaza Pastene, el parque Saval y el péndulo son unos de estos tantos lugares de encuentro en la ciudad donde se han realizado estas actividades y se vío presente el consumo de alcohol y drogas, es por esto que los espacios deben ser de convivencia entre vecinos, estudiantes, niños, y transeúntes del lugar, para poder hacer buen uso de los espacios.