Por Benjamín Zúñiga y Matías Pereira
Chile es un país que se caracteriza por la explotación de recursos naturales para sacar beneficio económico. Entre estos recursos podemos encontrar la madera, que ha sido uno de los seguros de la economía chilena en los últimos años.
Mediante la actividad forestal se ha producido un cambio en los bosques de zonas como la región de Los Ríos, donde miles de hectáreas de bosques han pasado de contener flora nativa a bosques de pino y eucalipto que consumen una gran cantidad de recursos para desarrollarse.
Según el Instituto Forestal (INFOR) de Valdivia (2020) en la región de Los Ríos hay 180.502 hectáreas que pertenecen a las empresas forestales, lo que representa un gran interés en la zona. En la siguiente infografía se presentan algunas diferencias entre las especies nativas de la región y las especies de monocultivo.
Para actuar en los predios, las empresas deben llevar a cabo detallados análisis en el sector para ser validados según el criterio de la Corporación Nacional Forestal (CONAF). Los análisis deben incluir los recursos naturales que contiene cada metro cuadrado y que lugares son aptos para realizar una plantación. Si esto no se cumple, la empresa involucrada recibirá multas.
Dichas plantaciones se desarrollan en un ambiente super agresivo con los recursos naturales de estas zonas, como son la calidad de los suelos y la cantidad de agua que acaparan las plantas para que logren crecer de manera correcta. Frente a esto, las empresas forestales crean planes para que la plantación no afecte a las zonas protegidas. También se realizan controles de manejo para revisar que las plantaciones no consuman recursos en demasía.
Las empresas forestales tienen el objetivo de estar constantemente en la búsqueda de un progreso que le produzca ganancias económicas en el menor tiempo posible, por ello optan por la introducción de plantas extranjeras que tengan un mejor rendimiento productivo.
La actividad forestal se ha desarrollado en base a diversos cambios en los últimos años que la han llevado a ser lo que conocemos hoy, una de las bases de la economía del país. Bajo esto, se presenta una linea de tiempo con algunos de los hechos más destacados de esta área laboral.
Dentro de estos acontecimientos, el más significativo fue el decreto de ley 701 en 1974, en el siguiente video se explica en que consistía esta idea.
La llegada de árboles como el pino y el eucalipto, produce un conflicto con el bosque chileno que se refleja en la región de Los Ríos, ecosistemas compuestos por especies como roble, arrayán, coigüe u olivillo no puede competir con las especies introducidas y se ven desplazados a territorios protegidos por CONAF dentro de los predios.
Claudio Colipán, jefe de área de la empresa Forestal Mininco en la región de Los Ríos y la región de Los Lagos, explica que por cada hectárea habilitada se plantan mínimo 1000 plantas para tener una buena rentabilidad económica, posteriormente se decide si las plantas serán cosechadas para utilizar su pulpa o para la construcción de otros productos en el caso exclusivo del pino, para el eucalipto solo aplica el primer uso.
Colipán también habló sobre los productos que se aplican a las plantaciones para que tengan un perfecto crecimiento.
Las plantas requieren de constantes controles de maleza para que se desarrollen sin una competencia que consuma sus recursos. Estos cuidados son más prolongados en el pino, puesto que el eucalipto tiene un crecimiento más acelerado. Previo a realizar la tala definitiva, se hace un raleo para dejar solo los mejores ejemplares, donde los árboles volteados son generalmente utilizados como abono orgánico con el objetivo de prolongar la durabilidad del suelo y evitar su erosión.
Aproximadamente el 70% de la madera que sale de la cosecha de pino y eucalipto, se va a procesos industriales forestales que devuelven el carbono a la atmósfera, por esto, advirtió que el actual modelo de monocultivo de especies introducidas por su rápido crecimiento y cosechas de tala raza, no está haciendo nada para frenar el cambio climático, si no, todo lo contrario.
También, otro daño que causan estas plantaciones es la pérdida de suelo, al consumir gran cantidad de agua, pinos y eucaliptos dañan a las comunidades aledañas a donde se realizan estas plantaciones y también a la flora que crece cerca.
Otro problema que se presenta es la construcción de caminos dentro de las plantaciones, provocando daños a zonas de nativos e incrementando las posibilidades de una erosión del suelo tras lluvias intensas que producen barro con los desechos de estas construcciones.
Cristián Riquelme, ingeniero de cosecha de Forestal Mininco dio a conocer el procedimiento que siguen las empresas forestales a la hora de construir caminos en los predios.
Gabriela Toledo, Magíster en Economía Ambiental y activista del Colectivo Viento Sur, ha investigado el tema de los impactos sociales que ha tenido la expansión de bosques de pino y eucalipto en Chile. La experta explicó que, en los territorios donde se realizan monocultivos, las rotaciones, a diferencia de la agricultura se dan cada 15 años, generando problemas como la migración de especies, falta de empleo, externalidades negativas como la falta de agua para la ganadería o la falta de cauces para los cultivos, impactando las posibilidades de sustento de los lugares rurales.
Las empresas forestales toman medidas para aprovechar al máximo los recursos naturales que se encuentren dentro de su territorio con el objetivo de que hectáreas plagadas de pino y eucalipto crezcan en las mejores condiciones, sin embargo estas medidas golpean duramente al ecosistema que existe dentro de los predios, plasmando una realidad poco agradable de ver.
Los desechos de árboles caídos, la intervención humana en cursos de agua naturales para el uso de estas plantaciones y el desplazamiento de especies nativas a zonas pequeñas. Estas consecuencias provocadas por la actividad forestal demuestra el pobre trabajo de CONAF en la supervisión de las forestales a la hora de cuidar los recursos naturales.