1 de cada 10 mujeres vive en pobreza multidimensional en chile.
Por: Rocío Segovia y Monse Vásquez
Las mujeres cumplen diversos roles, son madres, cuidadoras, esposas, y, en algunas ocasiones padres. Son un pilar fundamental en la sociedad, sin embargo, por cumplir con esos diversos roles adquieren un empobrecimiento en su calidad de vida. Esto se debe a que los roles asociados a imagen femenina son trabajos que demandan mucho tiempo y la mayoría de las veces estos trabajos no son remunerados, por lo que limita el progreso de la mujer. Este caso se da en menor medida en la población masculina debido a persistencia de estereotipos de género en la cultura, sumada a las barreras que enfrentan las mujeres en relación a la maternidad y el reparto de las responsabilidades familiares, crea un círculo vicioso que perpetúa la feminización de la pobreza.
El empobrecimiento femenino ha estado presente desde siempre, pero durante los últimos años se ha agudizado y se ha trasformado en una de las grandes crisis de la actualidad. Este fenómeno se desarrolla en múltiples dimensiones, pero se ve agravado por el reparto de las responsabilidades familiares, afectando de manera desproporcionada a las mujeres, especialmente en contextos socioeconómicos vulnerables. A pesar de lo alarmante que debería ser este fenómeno para la sociedad, es un tema que no ha tenido mayor visibilidad, porque la pobreza se camufla en la maternidad, en los roles de género, en las cuidadoras, etc. La pobreza se disfraza de mujer.
Desde su opinión de experta, Francisca Corvalán, seremi de la mujer y equidad de género de la región de los Ríos, confirmó que las brechas de género existen en nuestro país y están arraigadas en la sociedad, “solo por el hecho de ser mujer estamos expuestas a grandes brechas, y son evidente, por eso existe el ministerio de la mujer y no el ministerio del hombre, para combatir los estereotipos”
- Pobreza a raíz de la maternidad monoparental.
Si en 1990 el 20,2% de los hogares tenía a una jefa de hogar, en 2022 el 47,7% tiene un liderazgo femenino, sin embrago su ingreso creció sólo en un 16,5%, según cifras Casen. Un 84,9% de los hogares monoparentales está a cargo de una mujer, las que, en su mayoría, no reciben ninguna contribución de los padres para la crianza y educación de los hijos e hijas comunes.
Carmen Oyarzun, una mujer de 30 años comenta las dificultades que ha enfrentado al ser madre soltera, ya que al separase del padre de su hija cuando esta tenía 9 meses el padre se desentendió totalmente de sus responsabilidades paternales. Hace tres meses el juzgado de familia le fijó al padre una pensión de alimento de 150 mil pesos, si bien ah aportado económicamente no todos los meses ha cumplido con el total del monto acordado.
Carmen comentó sobre sus aspiraciones a largo plazo, “en un futuro me gustaría estudiar obstetricia, tengo muchas ganas de entrar a la universidad, pero en este momento no puedo porque soy madre soltera y si dejo de trabajar no tengo cómo mantener a mi pequeña.”
Muchas mujeres se ven obligadas a dejar sus sueños y aspiraciones de lado por tomar la responsabilidad de crianza, se ve en mayor medida en las mujeres que les toca ser madres en soledad.
Francisca Corvalán se refirió a la nueva ley de pago efectivo de pensiones de alimento que obliga a los padres a pagar lo que les corresponde aportar para el cuidado de sus hijos.
2. Desarrollo de las mujeres en el mundo laboral y pensiones.
Las mujeres tienen mayores dificultades para alcanzar la autonomía económica, pues soportan diversos impedimentos para acceder al trabajo remunerado, lo que provoca que dependan económicamente de otras personas. Muchas veces la pobreza entre las mujeres permanece oculta, porque sus condiciones de vida son evaluadas desde la perspectiva del hogar. Aunque vivan en hogares que no estén catalogados como pobres, un porcentaje significativo de las mujeres no cuenta con ingresos propios que le permita satisfacer de manera autónoma sus necesidades.
Sin embargo, las mujeres que logran desarrollarse en el mundo laboral, deben a enfrentarse a situaciones de discriminación que se ven reflejadas en la brecha salarial entre hombres y mujeres frente a una misma labor, o que los empleadores prefieren contratar más hombres que mujeres porque en el caso de tener hijos, los hombres no presentaran licencias médicas por maternidad como lo son el pre y postnatal
Yexmar Riverol, madre y trabajadora compartió su testimonio sobre la discriminación que sufrió por parte de su empleador al quedar embarazada y posterior a dar a luz, “desde el momento en el que mi jefe se enteró que estaba embarazada, el cambio de trato hacia mí fue evidente. Cuestionaba mis horas de trabajo, no tuve un lugar adecuado donde pudiese hacer extracción de leche y manifestaba su molestia por no poder desvincularme durante ese tiempo”.
Estas dificultades dejan a la mujer en una posición de desigualdad y en desventaja en comparación con a la situación laboral de los hombres. Esta situación se confirma aún más al comparar las pensiones de hombres y mujeres, puesto que, los ingresos de las mujeres en su vejez son menores debido a las lagunas previsionales que se forman a raíz de la maternidad o cuando las mujeres se ven obligadas a renunciar a sus trabajos por cumplir la labor de cuidadoras. Los estudios reflejan que una mujer puede tener una pensión de hasta un 30% más inferior a la de un hombre con condiciones laborales similares, principalmente debido a periodos no cotizados vinculados al cuidado familiar.
3. Cuidadores y trabajos no remunerados.
María Valencia, técnico en educación parvularia, compartió su experiencia posterior a dejar su trabajo para ejercer la labor de cuidadora de su madre, quien sufría de una enfermedad terminal y manifestó la falta de apoyo monetario que brinda el estado para estos casos.
María también comentó que en ningún momento le ofrecieron apoyo psicológico para lidiar con la carga y la responsabilidad que conlleva al ejercer la labor de cuidador, “Al hacerme cargo de mi mamá, era yo la que la llevaba al consultorio o al hospital, conocían mi situación, pero en los centros médicos solo te guían con los cuidados, no te ofrecen un acompañamiento psicológico. Ser cuidador es súper desgastante sobre todo cuando cuidas a alguien que puede morir en cualquier momento”.
Natalia Rodríguez, trabajadora social, comentó sobre los beneficios a los que pueden optar las personas que cuidan a otras, “los cuidadores pueden pedir apoyo psicológico en el Cesfam, es necesario ese tipo de ayuda porque es una carga para el cuidador tener que estar al cuidado de otra persona, sobre todo si está enferma. Y en cuanto apoyos económicos para cuidadores existen, pero falta más difusión para que la gente se entere que puede acceder a estos montos”.
El sistema de cuidados en Chile enfrenta desafíos importantes, como la informalidad del trabajo de cuidado, la falta de apoyo para los cuidadores, y su predominio en manos de mujeres, lo que perpetúa desigualdades de género. A pesar de iniciativas como la creación de un registro oficial de cuidadores y programas para visibilizar su rol, la cobertura y recursos asignados a estos temas siguen siendo limitados.
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El sistema de cuidados en Chile enfrenta desafíos importantes, como la informalidad del trabajo de cuidado, la falta de apoyo para los cuidadores, y su predominio en manos de mujeres, lo que perpetúa desigualdades de género. A pesar de iniciativas como la creación de un registro oficial de cuidadores y programas para visibilizar su rol, la cobertura y recursos asignados a estos temas siguen siendo limitados.
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